Tanto los trabajos agotadores como la reducción de la natalidad, apuntaban a una disolución demográfica. De manera que la liberación de Egipto equivale a la salvación de una extinción inexorable del pueblo elegido.
Dios se mostrará también como el dueño y custodio celoso de toda sangre, y como tal, vengador de toda sangre.
Retrato del Dios-Goel, misericordioso y poderoso para auxiliar
Si se quiere ver un retrato del Dios-pariente misericordioso véase la lista de obras de misericordia que le atribuye el salmo 106.
Allí Dios se manifiesta como el redentor (v.2);
el que auxilia a los peregrinos y los guía (vv.4-5);
libera a los cautivos (v.10s);
visita a los enfermos (v.17s);
asiste a los navegantes (v.23s);
sana, fecunda y riega las tierras para dar de beber al sediento y dar de comer a los hambrientos (v.33ss).
Obsérvese que en la reflexión teológica posterior, hasta el clima de la Tierra Prometida, cuya fertilidad depende del régimen de rocíos y lluvias, es decir directamente del cielo, se contrapone a la fertilidad de Egipto, dependiente del riego, y por lo tanto, no de la gracia, o gratuito don de lo alto, sino del trabajo y del esfuerzo humano.
Las obras de misericordia del Dios Pariente
Este Salmo 106 parece ser el origen de las listas de obras de misericordia que la tradición cristiana hereda de la judía.
No podemos aquí detenernos a señalar sino algunos pasajes bíblicos más importantes para ilustrar algunos aspectos de la fe en el Dios-Go’el.
Debemos conformarnos con enumerarlos algunos: Ex 6,6; Salmos (Num. Vulgata). 18,15; 68,14.19; 73,2; 76,10.16; 77,35; 102,4.17; 105,1.10; 106,2; 118,154; Job 19,25.
Según Ex 6,6 lo que motiva a Dios bíblico a salvar a los israelitas, es la memoria de la Alianza con sus Padres y la fidelidad de Dios a dicha Alianza. De parte de Dios ese vínculo existe y es consciente. No así de parte del pueblo.
Para ese pueblo, la alianza con los Padres parece ser un asunto histórico y pasado. Por eso, lo que se pondrá en primer plano en los demás textos del Exodo para motivar al pueblo a renovar la Alianza, será la obra redentora de Dios (Ex 15,18: «tu pueblo que tú has redimido»; Sal 76,6: «tú libraste a tu pueblo»; Sal 105,10).
El pueblo, al ser redimido de la esclavitud extranjera, ha sido comprado y se ha convertido ahora en propiedad de Dios. Pero no en propiedad servil, sino en pertenencia por vinculación de Alianza libre.
Los demás pasajes de los Salmos son tributarios de esta convicción.
Con este trasfondo se puede comprender el empleo de ga’al en el Deutero Isaías. Este autor interpreta la liberación del cautiverio babilónico como un nuevo éxodo y la designa, en consecuencia como ga’al.
Está además presente en ga’al, la idea del restablecimiento de unas relaciones de alianza que habían sido rotas: Isaías 41,14; 43,1.14; 44,6.22-23; 47,4; 48,17.20; 49,26; 51,10; 52,9; 54,5; 60,16.
[Véase: RINGGREN Helmer, Art.: Ga’al [redimir], en Dicc. Teológico del A.T. (Ed. G.J. Botterweck – H. Ringgren), Ed. Cristiandad, Madrid 1973, T. I, Cols 902-907; y
STAMM J.J., Art.: G’l Redimir, en Dicc. Teológico Manual del A.T. (Eds. E. Jenni – C. Westermann) Ed. Cristiandad, Madrid 1978, T.I Cols. 549-564].