¿Qué razón puede haber que aconseje que en este texto de Mateo 19,28, se deba catapultar la palingenesia o regeneración a los últimos tiempos contra el sentido claro del resto del Nuevo Testamento?
Me limito aquí a aducir solo dos textos, uno de Pedro y otro de Pablo.
El de Pedro está 1ª Pedro 1,3 y 2,23.
El de Pablo está en Tito 3,5.
¡Pedro y Pablo claramente dan la divina regeneración de los creyentes por sucedida en este tiempo ya desde el bautismo!
Pedro dice en el texto citado: “Bendito sea el Dios Padre […] que […] nos reengendró [anagennesas] para un esperanza viviente mediante la resurrección de Cristo” (1ª Pe 1,3)
Y poco más adelante: “Habiendo sido reengendrados” [anagegenneménoi] (1ª Pe 1,23).
El tiempo perfecto, tiene, en griego, el sentido de una acción realizada y completa. La regeneración no es pues algo que tendrá lugar en el futuro, en el tiempo del juicio, sino algo ya incoado.
Y en la carta a Tito, leemos: “nos salvó por el baño de la regeneración” [dia loutron palingenesias] (Tito 3,5) La salvación consiste en el acceso a la condición de hijo mediante la fe y la inmersión bautismal en la vida filial.
Considero una lamentabilísima traición al sentido del texto la interpolación de esa coma tergiversadora en Mateo 19,28.
Lamentable porque dificulta el acceso del lector a la verdad de la vida cristiana como proceso de regeneración por la gracia divina; como crecimiento en la condición filial.
Dificulta el acceso de los sacerdotes y de los fieles a la verdad revelada, en un asunto tan esencial para la vida cristiana como saberse engendrados como hijos de Dios. Generación que tiene lugar en un proceso histórico,biográfico, en un vivir de cara al Padre e ir recibiéndose de Él, en este tiempo,y después eternamente.
Cristo, verdadero hombre, vivió en su biografía humana, un proceso análogo.
Creció en edad, sabiduría y gracia, recibiéndose del Padre en la generación histórica de su naturaleza humana de Hijo. Fue siendo históricamente engendrado por el Padre en su naturaleza humana, de manera análoga a lo que lo es eternamente en la naturaleza divina.
El Padre asoció a los apóstoles a ese proceso de divina generación. Lo que para Jesucristo hombre fue generación divina en su carne, fue para los apóstoles re-generación.
De modo que es congruo con la revelación del Nuevo Testamento afirmar que los apóstoles lo siguieron a Jesucristo en la regeneración (palingenesia) y fueron reengendrados (anagegennemenoi). Es decir, hechos participantes de una filialidad que, asemejándolos al Hijo, los hace participantes de la condición de Jueces: “os sentaréis también en doce tronos”.
Pero no solamente los doce participarán como jueces del Juicio de las naciones, sentados en doce tronos.
En Mateo 25, 31 y siguientes encontramos actuando de jueces a “estos hermanitos míos más pequeños” que el Juez señala presentes. Ellos son el Hijo del Hombre, miembros de la estatura corporativa del Cristo Total, Cabeza y Cuerpo místico, y participan del Juicio por haber sido «hermanitos». Es decir, por haber seguido a Cristo en la configuración filial por haberlo seguido en la divina regeneración: «vosotros los que me habéis seguido en la palingenesía». Sin coma intrusa que corte la frase. Por favor.